Mariposa de Invierno

Otra elucubración, esta vez de hace dos semanas. Eso es tanto ‘página automatica’ que entrada de diario, que para mí casi no hay diferencia entre estos dos.

Esto no era la intención.

Siempre he dicho que no iba a enamorarme aquí, porque tendría que volver a Bélgica y no quería romperme el corazón por 5 meses o menos. Pero como me han contado docenas de mis amigos, familia, compañeros y profes, pueden ser los 5 meses más importantes de tu vida…
Pienso en él en los momentos más ridículos del día. Por la noche, por la mañana, en la calle, durante una clase aburrida – durante una clase interesante – cuando hablo con amigos, cuando veo alguien en la escuela que tenga nada más que su color – cuando encuentro alguien de su parte del mundo. No sé qué es; ¿podría ser simplemente deseo?
Le deseo, esto lo sé. Por la noche recuerdo sus besos, en el día su bailar. Vale… no importa qué hora es, recuerdo ambos. Cuando me besa, yo quiero más, pero no sé cómo darselo a entender. ¿Es ésto bastante? Por un lado espero que no lo es. Que solo es deseo. Porque todavía no quiero tener que abandonarle en febrero, si me va a doler tanto como describen las películas y los libros. Por otro lado… he esperado el amor por cinco, seis años. Sé que no es mucho, cinco años – hay gente que espera diez, o veinte, o más. Pero como yo solo tengo veinte años, sí es un cuarto de mi vida. Para mí, esos cinco años son muy mucho tiempo. Sé que vienen más, probablemente. ¿Importa? Siente bien. Pienso en él y sonrío. Cuando recuerdo sus besos, me lata el corazón. Deseo, amor – yo no sé la diferencia. Ahora, lo único que yo sé es que sienta bien, que no quiero que termine. Que no quiero volver en febrero, al menos no en este momento, si volver significa nunca volver a verle. Eso es lo que pienso yo.
¿Pero qué piensa él?
Me saluda con dos besos sobre las mejillas – típico aquí, solo cortesía (aquí porque en Bélgica, de donde vengo, son tres). Se despide con el tipo de besos con los que sueño. Baila conmigo, pero no únicamente – y puede ser por mi punto de vista mucho menos que experta, pero no veo diferencias. De cada persona a la que hablo sobre él, recibo diferentes opiniones, ideas, aún consejos: está jugando contigo; estoy tan feliz por tí; acuéstate con él; no lo hagas; ten cuidado; mucha suerte; tómate el tiempo. Pero si yo no sé qué quiero yo, ¿incluso importa qué quiere él?
Le deseo. Ésto lo sé. Y sé que me besa y me vuelve a besar, y que me encanta esto. Y si algo pasa, bien. No sé si voy a poder hacerlo; posiblemente no dudaría si no hubiera leído tantos libros, o visto estas series para adolescentes dónde alguien ‘no puede hacerlo’, las películas americanas en que la chica cree que ‘eso va demasiado rapidamente’ y entonces su padre o Big Momma viene rescatarla. Si no hubiera recibido estos consejos tan típicos de padres o amigas más versadas: “espera el principe azul”, “no te des a otro”, “tiene que ser especial”… Vale, ¿por qué no podría ser especial sin este fantasma del ‘principe azul’? Los humanos no son hechos para solo un@. Te quita el amor, encontrarás otro, si te das la oportinudad a tí mism@. Eso lo creo inquebrantablemente (hacia ahora). Y duele romperte el corazón, y me da miedo. Me da miedo el desconocido. Pero si voy a esconderme detrás de este miedo, nunca podré vivir de verdad.

Si algo pasa, que pase. Estoy esperando (¿Hope? ¿Wait? ¿Both? Take your pick). Estaré paciente. Si pasa nada, mala suerte. Lo veremos.

La Queja Eterna

Esto es un discurso que he escrito hace más o menos un mes, en el inicio de noviembre. Tengo algunos otros que voy a colgar juntos ahora, porque no he tenido el tiempo o no sabía si era algo que quería colgar… Pero como eso es Erasmus y nadie ya va a conocerme en un año, me dije a mí misma, por qué no.
Vamos.

Quiero perdonarme de antemano: aquí sigue otra queja. Si no le interesan quejas, como a mí no me interesan las quejas de otros, no lo lees. Es que la intención de este blog es unir todo lo que escribimos, y como a veces necesito escribir lo que está dentro de mi mente para no ahogarme, las quejas también escribo.
Ves, no entiendo. Ese español, aunque he estado aquí en Alcalá por dos meses ahora, no lo entiendo. Sí, cuando me fijo en cada palabra que dicen los profesores, que tienen que hablar más lentamente y claramente por profesión, entonces entiendo la mayor parte. Pero en cuanto empiecen a hablar mis colegas, los otros estudiantes – los estudiantes españoles – me pierdo. Cuando se invita un autor para hablar sobre su trabajo, o algo, no sé que, me pierdo. No soy el tipo de persona que salga, entonces cuando lo hago es con la gente que conozco – la gente de la casa en la cual vivo, que son todas estudiantes de Erasmus. Y naturalmente la gente que conocen ellas – que son también casi todos estudiantes de Erasmus. En la casa hablamos español, sí. Pero no tenemos nada o nadie para corregirnos, excepto nosotras mismas. Vine aquí para tener contactos con españoles… pero no me atrevo tentar hablar con mis compañeros de clase porque yo nunca sé qué decir. Sobre qué habla la gente? Yo no sé sobre qué habla la gente en Bélgica, mucho menos la en España, y cómo empezar?
De esta manera, había podido quedarme en casa…
Bueno, venir aquí me ha venido de miedo, he aprendido muy mucho… sobre vivir sola. He aprendido qué son los primeros asuntos que tienes que arreglar cuando llegas en un lugar no conocido (mapa, supermercado, doctor – y para un Erasmus, asignaturas). Y sí, creo que mi español debe de haber mejorado algo. Pero después de dos meses – y dos años antes de esto para aprender vocabulario y practicar la gramatica – después de dos meses, siempre tengo que buscar mis palabras, siempre tengo que buscar otras maneras de expresar lo que quiero porque no encuentro una estúpida palabra. No va bastante rapidamente, estoy tan lenta… No es el hacer faltas que me molesta, porque es normal hacer faltas. También es normal no conocer todas palabras, lo sé, pero es tan frustrante hablar como una niña – yo estoy acostumbrada a usar tan altas niveles de neerlandés cuando lo necesito, cuando sé encontrar razón alguna, tan altas niveles de inglés aunque no es mi lengua materna, mi francés antaño le sorprendió a una verdadera francesa porque usaba estructuras de las que ella no sabía que existían. Pero desde el inicio de este… esta queja, sí… he tenido que usar mi diccionario 7 veces. Siete. Por un discurso tan simple, con palabras tan cotidianas, siete veces. ¡Qué vergüenza!
¿Me estoy comportando como una niña? ¿Una ‘drama queen’? *suspira* Lo creo. No me gusta hacer esto. Normalmente no la dejo saber a otra gente porque esto me da verguënza también. Qué excusa tengo yo, qué derecho, para comportarme como si el mundo se va a destrozar… ‘first world problems’ como lo llaman en el internet. Yo? Yo estoy como las propias rosas. Tengo ropa, comida, un ordenador, una casa en que vivir, estoy estudiante de una universidad – en España. Tengo tantas cosas por las cuales estar agradecida. Me doy cuenta de cuanto suerte tengo. Y esto es casi siempre la idea con que termino mis entradas de diario; porque pese a todas las pequeñas cosas que no son perfectas en mi vida, y pese a toda esta gente que aparece tener todo arreglado, sé también que hay muchas, muchas más personas cuyas vidas son tanto peores que la mía y que ríen y bailan y cantan todo el día. Entonces yo también canto – no sé bailar, pero yo también me alegro, porque tengo tanta suerte. ‘la vita é bella’, la vida es buena. Este español… vendrá. Y si no venga, bueno, tengo que volver. O tengo que finalmente hacer acopio mi valor y hablar con alguien. Va a ser una catástrofe, pero habré hablado con alguien…